jueves, 17 de septiembre de 2015

Cambiarlo todo



POR: Enrique Guevara 
 

Tiene una foto gigante con Enrique Verastegui en  su cuarto que data del 2007. Están en  alguna mesa de algún chifa del centro de lima. “Tenía 17 y en ese momento fue como conocer al ídolo de toda la vida .Si  muchos de mi edad en esa época soñaban con una foto con Shakira o The black eyes pees, yo solo quería una con Verástegui porque en ese momento sentía que era inspiración para lo que seguiría en mi vida más adelante”, refiere Daniel Beteta, antropólogo egresado de la PUCP y poeta por naturaleza. “La poesía actual le debe mucho a este hombre”, culmina Daniel emocionado. Y no es para menos. Actualmente muchos de los poetas de diversas corrientes actuales recalcan la importancia de Verastegui y otros colegas provenientes del histórico movimiento poético “Hora Zero” fundado a principios de la década del 70 que incluye a nombres de la talla de Jorge Pimentel, Juan Ramirez Ruiz, Jorge Nájar, Enriqueta Belevan, Carmen Ollé , entre otros.

La actual generación de poetas se manifiesta en distintos colectivos que reafirman que la poesía peruana ha evolucionado, esta cambiando, pero tiene mucha influencia de las décadas pasadas. Se nota un rompimiento con los moldes más conservadores y la apertura a temas no tan explotados y hasta casi ignorados como el matrimonio igualitario,  la marihuana, drogas y lo corrupto del sistema. Mucho se dice que esta generación, como sus predecesoras, es pesimista con la realidad y los elementos que la rodean No obstante le añaden otro matiz, otra manera de procesarla y fluir.

“Las generaciones pasadas eran más warriors, más guerreras. La crítica social estaba ahí metida y siempre había una alerta para cambiar el mundo que ya estaba mal y sigue mal ahora. Pero creo que nosotros ya no vemos esto como una necesidad. Convivimos con él, en nuestro día a día y fluimos. Sabemos que nunca cambiará y no es pesimismo, es realidad. Me gusta más pensar en la sensación que en mí provoca el mundo podrido con la noche del primer amor”, palabras de Myra Jara, dedicada a la poesía hace unos años y hoy con 23 años es una de las representantes de la poesía peruana de estos tiempos.  Delgada, de pelo negro e imagen frágil;  insiste en que lo suyo es una pasión y que la búsqueda y exploración de sensaciones la mantienen viva para escribir. Hace poco uno de sus poemas “Hay un viaje”, ha sido elegido por la revista virtual sub25 como  uno de los mejores poemas de esta generación. Es cierto que una selección de este tipo es muy peligrosa, arriesgada  y suicida; y aunque ella misma lo reconoce, siente que es una alerta para decir que la poesía nueva esta aquí, presente. “La escribí cuando estaba pensando en lo miserable que es la vida por sus moldes.”  Y creo que con estos últimos versos confirma todo lo dicho arriba.

“En el tren me lavan el cuello los obreros
Les voy contando como es mi hambre
El placer de la miseria ante el hambre
Es necesario hacer miseria
Y les recuerdo mientras nos bañamos juntos, todos desnudos
Falta mucho para envejecer.”

Poder cambiarlo todo porque la vida es muy corta.

Para Franco Osorio Antunez de Mayolo, joven poeta que hace poco fue considerado dentro de una antología de poesía desde el 2010 en adelante,  la escena poetica esta poniéndose más brutal en formas.  Miembro del colectivo “Ojo perezoso” , tiene una profunda admiración por el histórico Domingo de Ramos por lo crudo, y fanático de los smashing pumpkins por su rebeldía. Para él la forma en presentar poesía ha cambiado porque las nuevas tecnologías han cambiado y hacen a esta nueva generación un fruto de la globalización. “Antes uno podía escribir de las cosas que le afectaban en lo personal y la realidad en torno a esta eran condimentos para escribir. Una influencia. Eso ha cambiado porque ahora puede saber qué es lo que pasa en lugares tan remotos como India o Islandia y hacerlos parte de mí. Y afectarán en mi manera de sentir la soledad por ejemplo. Hay una caos de cosas que puedes saber, el mundo esta yendo demasiado lejos. No parece parar. Escribir poesía tampoco.”, explica mientras toma uno de sus libros favoritos. “En los extramuros del mundo” de Verástegui. Viajero incansable, a sus 28 años recién cumplidos  cree que aún esta en camino de conocer el verdadero rumbo de la poesía ya que estamos en una posición expectante. “Vamos a ver que sucede” me dice con una sonrisa mientras mira por su ventana en un 8vo piso  de un edificio de la histórica residencial San Felipe. “La vista es preciosa “le digo. En su cuarto se pueden encontrar libros de autores tan distintos Cortazar, Donoso, Bukowski, Tenesse Williams u Honore de Balzac.  Franco señala la vista otra vez y  dice nostálgico. “Lo precioso de todo es poder cambiarlo todo”.

Cambiarlo todo es lo que pretende Daniel Beteta , con su proyecto “El cuaderno azul”,  una forma distinta de presentar un recital clásico. “Explorar caminos para mostrar poesía, fusionar formas, ver que sale.” Todo esto pasa por su mente. Es presentar poesía no en un recital clásico.  Al lado de otro poeta, Frido Martin, y con dos actores y un guitarrista, presentan este recital teatralizado delante de un proyector de imagen con ilustraciones que son mandadas por personas de otros países inclusive. “Ellos toman un verso que les gusta y se les invita a que hagan un dibujo . He recibido  ilustraciones de países como México, Argentina, Estados Unidos, Chile y hasta de Francia y España últimamente. Estos dibujos los ponemos en un proyector mientras damos el recital que no es otra cosa que diálogos, monólogos, juegos vocales, es toda una caja de pandora que estalla en la cabeza, es una locura hermosa”, dice Daniel animado, mientras me enseña las innumerables ilustraciones en la página de facebook y algunas que ha mandado a imprimir y poner en cuadros.
Así versos como “Tu pelo tu mejor himno”, “We are wishes”,  “Te extraño lo suficiente como para mentirte” o “Anoche cuando se me derramo el yogurt entre mis piernas pensé en ti”, tienen entre 20 y 30 dibujos y hay más.  “Hay que explotarlo todo  y hay que jugar con todo. Tenemos al alcance tantos elementos que es imposible no jugar con ellos y a mí me provoca seguir incursionando , explorando. Por eso es que cada recital es distinto y en lugares tan diferentes como el Larco Herrera, el Etnias o el jardín de letras de la católica”. Y Daniel añade que aun le faltan muchas cosas por añadir. Piensa plenamente que vivir la poesía tiene que ser una experiencia fantástica y que ya no se puede solamente quedar todo en un papel. Hace poco estuvo en la feria del libro , el ultimo día , presentando el Cuaderno Azul y recibió muy buenas críticas por lo distinto que era. “Hay gente que quiere eso, ser diferente, explorar, cambiarlo todo. De eso se trata, la vida es muy corta.”

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