POR: José Díaz
“Soy melómano. Todo lo pienso de acuerdo al ritmo, melodía. Amante de la buena música, audiófilo”. Ese es Daniel Padilla Gassols, un ingeniero de sonido, profesor universitario y coleccionista de vinilos.
Daniel nos invita a una de las habitaciones de su casa,
diseñada exclusivamente para albergar toda su colección de vinilos.
Para Daniel, el grupo más influyente de la música son los
cuatro grandes de Liverpool, The Beatles, es por eso que dentro de su colección
esta banda ocupa un lugar muy importante. Es así que cuando Paul McCartney llegó
a Sudamérica, no desaprovechó la oportunidad de ir a verlo.
“Yo tengo un amigo empresario que fue el que lo trajo al Perú,
pero él me dijo: no, no viene. Son 4 millones de dólares, no, no podemos.
Entonces con unos amigos nos fuimos a Buenos Aires a verlo al estadio de River Plate
y sinceramente fue la experiencia más emocionante de mi vida”. “Cuando regreso Perú y mi amigo me dice: A que no sabes,
traigo a Paul McCartney.
Daniel continúa su relato, reflejando claramente su gran
admiración por esta banda británica. “Esta banda ha cambiado y seguirá
cambiando el mundo. Tendría que empezar otra vez la humanidad para que vuelva a
ocurrir nuevamente un fenómeno como The Beatles”.
Sin razón aparente, en el mundo de los coleccionistas
siempre ha predominado la presencia masculina. Daniel Padilla reflexiona y
comparte con nosotros su punto de vista. “Alguien alguna vez dijo que nosotros
los hombres en nuestra incapacidad de poder crear vida y criarla, nos vemos en
la obligación de cazar, recolectar, buscar. Esto viene desde las cavernas. Hay
algo en nosotros los hombres que nos hace querer tener, poseer, conquistar la
colección de muchas cosas. Si un amigo te dice que tiene algo que te llama la
atención, tú también lo quieres tener, lo deseas.
Ser coleccionista no sólo implica buscar y comprar todos los
discos posibles, sino procurar darles un correcto cuidado para que la música perdure
en el tiempo. Esto es algo que Daniel tiene muy presente. El problema existente
con el vinilo es el ruido llamado popularmente entre los coleccionistas como “scratch”
o “canchita”, que se desata cuando el disco choca con la aguja del tornamesa.
El CD anulo eso. El CD es más limpio. Por eso el vinilo no
debe tener tierra, ni polvo para que no haya “scratch”. Para eso existe una
lavadora de vinilos.” Efectivamente, Daniel nos muestra la diferencia entre un
vinilo sin lavar y el sonido de un vinilo limpio, puro.
La vida de una coleccionista de vinilos tiene la armonía de
una melodía bien ejecutada. Se enriquece con cada disco que agrega a su colección
y es algo que sólo comparten los que tienen la pasión por desnudar una canción
usando nada más que la aguja de un tocadiscos. Hay que recordar que la obsesión
no es nada más que pasión vista por ojos ajenos.
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