jueves, 17 de septiembre de 2015

La alegría como medicina de los niños



 “Para un clown bolaroja, el mundo entero es un escenario listo para ser invadido por el color y la emoción”

POR: Luis Herrera

Un haz de luz se ilumina en los corazones de los niños hospitalizados cuando ven entrar a un grupo de personas, vestidos con una bata blanca como doctores, con la diferencia de usar ropa colorida, zapatos largos y una bola roja que cubre su nariz. Desde ese momento, los pequeños sonríen porque ya conocen a quienes los visitan para retornarles la alegría, en un mundo lleno de complicaciones. Ellos son los clowns, en este reportaje, los doctores bolaroja.

PERO, ¿QUÉ ES UN CLOWN?
Hay que desmitificar la idea de que un clown es un personaje, su esencia  está en ser real, es decir, los clowns no actúan ni se muestran de una manera distinta a lo que son por dentro. Al momento de ingresar a una escuela de clowns, muy aparte de la indumentaria característica, lo primero que aprendes es a encontrarte a ti mismo y ubicar tu verdadero clown.
Desde este punto podemos inferir que hay distintos tipos de clown para toda persona. Así nacen los clowns hospitalarios, luego de seguir años de estudio para perfeccionar el carisma, la ternura, la pasión por ser un clown y el respeto hacia los pacientes y su enfermedad.
“El doctor bolaroja trabaja en lo sano a nivel emocional. Si tiene una enfermedad que solo le permite usar el brazo, jugamos con esa extremidad y logramos sacarle una sonrisa. Lo que buscamos darle al paciente es la escucha, que muy pocas veces obtiene de los demás”, comentó Fiorella Gambini, clown bolaroja.

DOCTORES VOLUNTARIOS

 

Aunque el clown se caracteriza por utilizar su arte para generar un cambio social y personal mediante la risa, no cualquier persona puede convertirse en un clown hospitalario. Al contactarnos con la Asociación Bolaroja, descubrimos que su trabajo es más delicado porque no solo es hacer reír, significa entrar a un estado donde genere empatía con el paciente.
A pesar que esto signifique un constante aprendizaje y tiempo, la labor de los doctores bolaroja es completamente voluntaria y esto no es impedimento para que todos los martes y sábados, un grupo de clowns visite el Hospital del Niño y el Hospital Nacional Arzobispo Loayza, respectivamente.
“Cada semana veo cómo los payasos vienen a apoyarnos con las visitas al área de pediatría.  Es gracioso cómo con su vestimenta tan extravagante divierten a los niños y los hacen olvidar de todo. Normalmente, nosotros no conseguimos eso. Me gusta su labor”, refirió Carlos Delgado, médico pediátrico en el Hospital Nacional Arzobispo Loayza.
Cada visita es diferente y todos los días aprenden algo nuevo. Los doctores bolaroja suelen asistir con instrumentos musicales ambientados con medias y demás para ofrecer un espectáculo a los pequeños que visitan. Su labor es imprescindible porque logra cambiar la actitud de un niño que está triste y puedes sacarle una sonrisa como si no tuviera ninguna enfermedad.

 CLOWNS TODOTERRENO
Ya hemos mencionado que no solo existen clowns hospitalarios. Dentro del mundo clown, podemos rescatar su visita a cárceles, playas, comunidades alejadas y lugares de desastre.
Uno de los proyectos sociales de Bolaroja se denomina “Proyecto Belén”, en el que un grupo de clowns asiste a una zona que no cuenta con los recursos básicos para vivir, donde los niños cada día pierden la esperanza de superarse por la situación que atraviesan. Inmerso en su mundo gris, aparece el “Festival Belén” para devolverles la alegría.

 

Este proyecto se inició en el 2005 en la zona más empobrecida de Belén, Iquitos, al conocer por primera vez a los niños que al inicio titubearon ante su presencia. Sin embargo, la acogida fue bien recibida y los clowns decidieron regresar año tras año, para pintar casas y organizaciones mientras se divierten con los pequeños.

“COMPAÑEROS CLOWNS”
Cada una de estas acciones es bien recibida por los ciudadanos, entre jóvenes y adultos, lo que aumenta la cantidad de voluntarios con el pasar del tiempo. Bolaroja es una de las asociaciones que se encarga de formar estos portadores de alegría, quienes se expresan mediante gestos y palabras para causar empatía siendo sinceros sin actuar.
“Estoy convencido que ser clown me ayuda a crecer como persona porque puedo hacer feliz a los demás. Nuestro trabajo nos hace recuperar la humanidad que muchos creen perdida porque cada cosa que hacemos, los demás la recuerdan. Muchas veces me he cruzado con personas y me saludan con una gran sonrisa”, señaló mi amigo clown, Víctor Céspedes.
“Lo importante es hacer reír con lo que eres, no con lo que haces. No tienes que enfocarte en ser gracioso porque ese no es el sentido. Si intentas ser divertido, probablemente no lo consigas. Sé tú mismo y regala alegría a todos los que puedas siempre”, finalizó.

 


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