“Si no fuera por el futbol, yo hubiera terminado en la cárcel, o tirado
en la calle por ahí, drogado”- Carlos Tévez (Jugador de la selección de
Argentina)
La vida de un futbolista
dura más de noventa minutos. Va más allá de los descuentos. Comienza tras cada
pitazo final. En ese momento los escudos, camisetas e hinchas desaparecen para
dar paso a la realidad. Aquel momento en el que combinan sueños con tristezas
y dramas con lágrimas, cargando recuerdos dolorosos que siempre
llevarán en el corazón.
A continuación, aquí algunas
historias que marcaron la vida de estos
jugadores que le pusieron el pecho a sus tragedias con su gran espíritu
de triunfo:
Jakub Blaszczykowski: No
hay gol que anote sin que mire al cielo para recordarla. Su madre, Anna, partió
cuando solo tenía 11 años de la manera más cruel para un niño de esa edad.
‘Kuba’ vio cómo su padre, Zygmunt, la apuñalaba una y otra vez hasta la muerte
luego de una discusión matrimonial. El jugador del a Borussia Dortmund pasó cuatro días sin
hablar ni comer.
"Nunca voy a entender
por qué sucedió. Yo siempre me pregunto '¿por qué?' Hasta el final de mi vida
voy a tener que vivir con esto. Daría todo lo que fuera a cambio de que mi
madre estuviera viva”, señaló visiblemente emocionado en una entrevista para la
televisión polaca.
Desde su detención,
Blaszczykowski nunca más volvió a ver a su padre, condenado a quince años de
prisión. Hasta mayo del 2012, cuando el volante de 28 años asistió a su
funeral. Intentó dejar el fútbol pero su tío Jerzy Brezczec, ex capitán de la
selección de Polonia, lo evitó.
Jesús Arismendi: El
seguir jugando ya lo hace un triunfador. Su esfuerzo es el mejor homenaje
para quienes lo cuidan desde el cielo. Hace cinco años sus padres lo miran
desde lo más alto. No hubo despedida. Jesús Arismendi Pino, padre del ‘Moncho’
y suboficial de la Policía Nacional, asesinó de dos disparos a
su esposa Zoila Milder Lazo y luego se quitó la vida con la misma arma. Todo
sucedió en la puerta del Colegio de Nutricionistas de Arequipa, en donde
laboraba la madre, a las 10 de la mañana del trágico martes 23 de junio
del 2009. El motivo habría sido por deudas económicas.
“Sé que tengo que salir
adelante. Este triunfo se lo dedico a mis padres que me están viendo desde el
cielo y a mi hemanita, que me ha visto desde mi casa”,declaro el actual de Inti Gas
tras el encuentro entre su ex club, Megar, y Alianza Lima disputado solo
algunos días después del fatídico hecho.
Franck Ribéry: Con
cada sonrisa que dibuja en su rostro, cuenta su historia. La vida se encargó de
hacerlo disputar finales desde que abrió los ojos por primera vez. Al nacer,
sus padres lo abandonaron en un convento de monjas. Dos años más tarde, sufrió
un accidente vehicular mientras viajaba en el asiento trasero de un auto. Con
el choque, el francés salió expulsado del lugar en el que estaba y su rostro
dio contra el parabrisas, ocasionándole una serie de cortes los cuales
derivaron en cicatrices que luce hasta el día de hoy. De ahí que su apodo sea
‘Scarface’, famosa película protagonizada por Al Pacino.
“De pequeño se burlaban de
mí y me escondía a llorar en un rincón. Pero eso me ha ayudado en la vida”,
aseguró alguna vez Ribéry, quien fue echado del convento en donde vivía
por revoltoso. Cuentan que el futbolista de 31 años se escapaba del lugar para
irse a jugar fútbol con sus amigos. Antes de lograr innumerables títulos con el Bayern y ser elegido como el
mejor de Europa, Franck tuvo que sobrevivir trabajando como albañil.
Carlos Tevez: Desde
pequeño se acostumbró a recibir faltas arteras. Muy duras, de aquellas que
buscan el físico y no la pelota. A los 5 años perdió a su padre, quien murió al
instante tras recibir 23 balazos en un tiroteo en el barrio de Fuerte Apache.
Carlos no le había dado su apellido y su madre, Fabiana Martínez, decidió
abandonarlo cuando solo tenía seis meses.
Los obstáculos siguieron
apareciendo: con diez meses le cayó agua hirviendo en el cuello y parte del
rostro. Todo empeoró cuando por desesperación lo cubrieron con mantas de nylon
para llevarlo al hospital, las cuales quedaron pegadas a su piel agravando más
la situación. Las cicatrices que lleva son el recuerdo de aquel accidente que
pudo acabar en tragedia.
Ya sano tras dos meses
de terapia intensiva, el ‘Apache’ quedó a cargo de sus tíos maternos, Adriana
Martínez y Segundo Tevez. Jugando en el Manchester United recibió la mala
noticia de que su hermano biológico, el único con el que mantenía relación, y
su cuñado fueron apresados por intentar robar un camión blindado. Ahí decidió
ponerle fin a aquel vínculo. Hace solo unos meses, en julio, su padre adoptivo
fue secuestrado y liberado después de ocho horas. A pesar de los malos
momentos, Tevez se sigue encargando de gambetearlos con goles en cada partido
de Boca Junior.
Hope Solo: Su coraje
dentro y fuera de la cancha deja en claro que las mujeres no son el sexo débil.
Antes de alcanzar la gloria con la selección femenina de Estados Unidos, Solo
tuvo que afrontar una difícil infancia. Fue concebida en la cárcel, en una
visita de su madre a su padre, Jeffrey John.
Nunca existió la tranquilidad en su hogar: su padre era
un delincuente habitual y su madre siempre tenía en la mano una botella de
licor. Sin embargo, fue Jeffrey quien le arrancó más lágrimas a la bella Hope.
Cuando era scout su papá se robó todo el dinero ahorrado por ella y sus
compañeras. Luego, a los 7 años, el señor Solo la raptó junto a su hermano.
Hecho que lo puso nuevamente tras las rejas.
Con el transcurso del tiempo su padre intentó cambiar y
nunca se perdió un encuentro de Solo. Hasta el 2007. Jeffrey se disponía a
viajar a New York para ver a su hija jugar pero un fulminante ataque al corazón
se lo impidió. Hope Solo fue más fuerte que su dolor y lo demostró al ganar la
medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y Londres 2012. Hace
solo una semana fue víctima de un hacker que publicó fotos íntimas suyas. Fiel a su estilo,
ya salió al frente de estas publicaciones.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario