Inmediatamente saltaron
voces del grupo mediático concentrador diciendo que no se interferiría en la
línea editorial del grupo comprado, que se centrarían en los temas de
comercialización, que no se iba a afectar el funcionamiento, entre otras cosas.
Lo bueno de todo eso es que se instaló un buen debate en Lima, sobre
concentración, pluralidad, peligros para la libertad de expresión, monopolios y
duopolios. Debates, foros hasta el mismo
poder Legislativo, etc.
Han pasado más de dos
años desde la operación, que se produjo el 21 de agosto del 2013, y es ahora
que se empiezan a sentir con fuerza los efectos de la concentración. Por lo
menos en un campo muy sensible, que es el laboral.
Situación en la planta de
impresión del Grupo Epensa
Especialmente el último año
ha sido duro para los periodistas de las ediciones regionales del grupo
comprado Epensa. Primero, movidas administrativas les cambiaron la razón social
de la empresa. Vinieron liquidaciones y contrataciones como "nuevos"
de buena parte del mismo equipo. Las aguas en el debate de la concentración se
calmaban, estaban casi quietas y la mano concentradora actuaba con más fuerza:
Se cerraban ediciones regionales de Correo (En, Moquegua y Cusco fueron
desactivadas) porque al parecer constituían una carga financiera para los
nuevos propietarios.La pasaban mal los
periodistas pero también los trabajadores del sector gráfico: se cerraron las
plantas de impresión de Piura, Huancayo y Trujillo.
Ricardo Reyna Tafur,
secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de Empresa
Periodística Nacional (ex Epensa) contó
el drama que viven los trabajadores de la planta de impresión de los diarios
Ojo, Correo y Bocón en Lima. Hace un tiempo el grupo grande decidió llevarse la
impresión de estos tres a la planta de El Comercio. Los trabajadores ven ante
sus ojos como desmantelan la planta, mandan de vacaciones al 80 por ciento de
los trabajadores y les asalta el miedo de lo que caerá de maduro: el cierre de
la planta. Y es que los diarios ahora se imprimen en la del concentrador pero a
ellos nadie les ha dicho que van hacer reubicados.
Se tiene ahora a un grupo de
trabajadores luchando contra el poder del concentrador en defensa de sus
puestos de trabajo.
La historia es un poco
larga. Pero es la historia de varios periodistas que sienten que tienen una voz
baja ante la potente voz del concentrador. Lo intuíamos, la concentración en
ningún terreno de la vida es buena.Los ánimos no son mejores en
las ediciones regionales del grupo comprado. Ahora todo, o casi todo se maneja
desde Lima. Hay incertidumbre sobre lo que pueda pasar. Muchos ahora tocaran acompañar a Ricardo Reyna Tafur y a todos los
trabajadores de una manera efectiva y que es poniendo en agenda de nuevo el tema de
la concentración.
Hoy se está viendo su
primera consecuencia tangible. Se necesitan que muchos de los colegas
periodistas trabajen tranquilos sin esos temblores internos que produce la
incertidumbre de saber si seguirás o no trabajando. Se demandará garantizar el
derecho al trabajo con la misma intensidad con la que se exige garantías para
la pluralidad informativa.
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