¿Se cumple el código ético en nuestra carrera o no?
Por: Luis Herrera V.
@lherrera3105
@lherrera3105
El periodismo tiene un conjunto de normas
mentales que sirven para optimizar las buenas acciones de los periodistas ante
la opinión pública. Sin embargo, la realidad peruana nos demuestra que la
carrera está resquebrajada éticamente en su mayoría porque actúa de manera
contraria, generando información que solo se rige por intereses empresariales o
hasta difamando para conseguir rating, casos que explicaremos líneas abajo.
Según el Código Internacional de Ética
Periodística de la UNESCO, publicado el 20 de noviembre de 1983, se conocen
específicamente 10 puntos a tomar en cuenta al momento de elaborar las notas
periodísticas. Este reportaje no pretende satanizar las redacciones peruanas
pero vamos a mencionar, objetivamente, casos en los que se han visto vulnerados
algunos de los principios de este código para evitar que se repitan.
CASO
MAGALY MEDINA
El primer punto del Código UNESCO explica
que el pueblo tiene el derecho a una información verídica. Además, el punto 2
señala textualmente: “La tarea primordial del periodista es proporcionar una
información verídica y auténtica con la adhesión honesta a la realidad
objetiva, situando conscientemente los hechos en su contexto adecuado,
manifestando sus relaciones esenciales, sin que ello entrañe distorsiones”.
Con estas indicaciones en mente, recordemos
un caso ocurrido a mediados de 2008, que puso a la periodista Magaly Medina
tras las rejas luego de ser considerada responsable del delito de difamación
contra el futbolista Paolo Guerrero.
En ese entonces, Medina Vela conducía un
programa nocturno de “ampays”, es decir, se encargaba de sacar a la luz
imágenes comprometedoras de personajes de la farándula. Ella sostuvo que Guerrero
habría salido de un restaurante miraflorino a altas horas de la noche, el día
de concentración de la selección peruana, ocasionándole más problemas con el DT
de ese tiempo, José Guillermo del Solar.
Por su parte, el seleccionado peruano le
envió una carta notarial al instante, acusándola de difamadora y pidiendo que
se retracte. Sin embargo, la periodista rompió la carta en pleno programa como
manera de amenaza y despotricó en su contra. Al final, se descubrió que las
pruebas de Medina habrían sido armadas y, el 16 de octubre, fue privada de su
libertad junto a su productor, Ney Guerrero.
La historia continúa pero este caso
demuestra la sólida unión entre la mentira y la difamación. Por tal motivo, el
punto 6 del C. UNESCO también hace referencia al “respeto de la vida privada y
de la dignidad del hombre”, así que este ejemplo golpea una vez más contra la
ética periodística.
(Respuesta de Medina a Guerrero)
PLAGIO EN LAS REDACCIONES
Otro punto del Código UNESCO detalla sobre
la integridad profesional del periodista. “El respeto a la propiedad
intelectual, sobre todo absteniéndose de practicar el plagio, pertenece, por lo
mismo, al comportamiento ético del periodista”, cita el texto.
De esta manera podemos tomar dos ejemplos.
El primero ocurrido en el 2013, cuando un periodista que trabajó en Perú21, llamado
Guillermo Giacosa, fue descubierto por dicho medio al haber copiado siete
textos publicados de medios internacionales. Esta denuncia se manifestó desde
el mismo medio, tras señalarse que entre el 26 de octubre y 29 de noviembre de
2013, Acosa emitió siete informes que provocaron su despido por no citar a sus
autores en sus contenidos.
Asimismo, sin irnos muy lejos, en setiembre
de este año, la revista Somos deslindó de toda relación laboral con su
columnista de salud, el doctor Tomás Borda, más conocido como Dr. TV, luego de
conocerse sobre una investigación realizada por Útero.pe en su contra que
evidenciaba que en su sección de preguntas “Consultorio Médico”, utilizaba
frases idénticas de los contenidos de otras páginas de internet.
Por su parte, Borda intentó culpar a su
equipo encargado de responder las preguntas y que su error fue no corroborar la
información. Sin embargo, ya se habían publicado los documentos y nada podía
justificar que él no se haga responsable de dicha situación.
(Prueba 2)
Por otro lado también podríamos manifestar
de los plagios realizados por el cardenal de Lima, Juan Luis Cipriani, en el
Diario El Comercio pero, como no es un periodista, no vamos a “hacer leña del
árbol caído”, frase que le gusta utilizar. Sin embargo, el medio periodístico
debe estar al tanto y corroborar toda información que publiquen para evitar
cualquier tipo de plagio por algún redactor. En ese mismo caso, hablando de la
empresa, pasemos a otro punto…
CONCENTRACIÓN
DE MEDIOS
Este caso también puede ser un problema
ético porque se falta al principio de pluralidad. La concentración de medios se
da cuando un solo grupo empresarial domina la mayor cantidad de diarios,
revistas o incluso el sector televisivo y radial. En este caso, nos referimos
al Grupo El Comercio, porque se está perdiendo objetividad al involucrar a la
ciudadanía en rumbo a una sola línea editorial, intentando que todos lleven un
mismo pensamiento acerca de un tema o problema en específico, que sería justo
lo que le interesa al medio.
Hablemos un poco de su historia. En el 2013,
Epensa, conformado por Correo, Ojo, Ajá
y El Bocón, estuvo a la venta. El Grupo El Comercio y La República batallaron
por su adquisición pero quien finalmente lo compró fue el primero. Según lo
señaló Ricardo Uceda, en la revista Poder, la participación de Epensa en el mercado
nacional de venta de ejemplares diarios era de 28,56%. De acuerdo con cifras de
la Sociedad de Empresas Periodísticas del Perú (SEPP), El Comercio tenía 49,3%
y Grupo La República 16,39%. Si La República la hubiera comprado, su
participación en el mercado subía a 44,94%, aún inferior al 49,3% de El
Comercio. Ahora este ha subido a 77,86%, quedándose La República con solo 16,39%.
Al instante, varios periodistas, como Augusto
Álvarez Rodrich, Rosa María Palacios, se han unido en una cruzada para frenar
este accionar, luego de presentar una acción de amparo, solicitando la nulidad
de la compra de Epensa. A pesar de ser
datos del 2013, esta situación no ha cambiado en lo absoluto. El Grupo El
Comercio sigue siendo quien controla en mayor medida el mercado del periodismo
con diarios propios como El Comercio, Perú21, Gestión, Trome, Depor, Publimetro
y los diarios de Epensa.
Por su parte, el director del diario La
República, Gustavo Mohme Seminario, en una conferencia de prensa, sostuvo que
el artículo 61 de la Constitución peruana señala que los medios de comunicación
no pueden ser objeto de exclusividad o monopolio, directa ni indirectamente.
De esta manera, la concentración de medios
se presenta como un problema ético actual porque se pierde el sentido crítico y
de cuestionamiento, hay menos voces en el debate político y democrático.
Además, al no haber pluralismo de medios, conlleva a una falta en protección y
promoción del derecho a la libertad de expresión.
PRENSA
AMARILLISTA
Finalmente, sin olvidar lo que mencioné al
inicio sobre presuntas mentiras para generar expectativa en la población y
atraer audiencia para los programas televisivos, la prensa amarillista se ha
vuelto un problema ético en la actualidad.
Cada mañana, cuando uno prende el televisor
mientras toma su desayuno, acompañado de toda su familia, llámese pareja,
hermanos o hijos menores de edad, lo primero que transmiten los noticiarios,
sin excepción, son asesinatos, extorsiones, muertes e inseguridad ciudadana.
El problema de esta información la tienen
los niños porque viven rodeados en un mundo donde creen que eso es normal
porque lo ven a diario. El periodismo está jugando un mal papel en la enseñanza
a los menores porque mientras más consuman dicho material, cada día se acostumbrarán
a eso y lo adoptarán como suyo. Ese es el motivo por lo que muchas personas
utilizan la famosa frase: “Ya no veo noticiarios”, porque se dedican a promover
información negativa.
Se debe empezar por una cultura de ética,
sin faltar a los principios de cada empresa pero sin ser dependiente de ellas.
Por eso, cada periodista debe basarse en la imparcialidad, objetividad,
independencia y, sobre todo, obrar por el bien común sin faltar al derecho de
ninguna persona, siendo 100% veraz en las declaraciones y noticias que se
difundan, sin tergiversar la información.
Este debe ser el primer paso para iniciar
un cambio en el periodismo y que los demás no cuestionen nuestro accionar para
que los periodistas volvamos a ser los líderes de opinión, informados, al
servicio de la comunidad y dejar de ser cuestionados por acciones que tomamos.
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