lunes, 30 de noviembre de 2015

Periodismo peruano cuestionado

¿Se cumple el código ético en nuestra carrera o no?

Por: Luis Herrera V.
@lherrera3105

El periodismo tiene un conjunto de normas mentales que sirven para optimizar las buenas acciones de los periodistas ante la opinión pública. Sin embargo, la realidad peruana nos demuestra que la carrera está resquebrajada éticamente en su mayoría porque actúa de manera contraria, generando información que solo se rige por intereses empresariales o hasta difamando para conseguir rating, casos que explicaremos líneas abajo.

Según el Código Internacional de Ética Periodística de la UNESCO, publicado el 20 de noviembre de 1983, se conocen específicamente 10 puntos a tomar en cuenta al momento de elaborar las notas periodísticas. Este reportaje no pretende satanizar las redacciones peruanas pero vamos a mencionar, objetivamente, casos en los que se han visto vulnerados algunos de los principios de este código para evitar que se repitan.

CASO MAGALY MEDINA



(Magaly esposada)


El primer punto del Código UNESCO explica que el pueblo tiene el derecho a una información verídica. Además, el punto 2 señala textualmente: “La tarea primordial del periodista es proporcionar una información verídica y auténtica con la adhesión honesta a la realidad objetiva, situando conscientemente los hechos en su contexto adecuado, manifestando sus relaciones esenciales, sin que ello entrañe distorsiones”.

Con estas indicaciones en mente, recordemos un caso ocurrido a mediados de 2008, que puso a la periodista Magaly Medina tras las rejas luego de ser considerada responsable del delito de difamación contra el futbolista Paolo Guerrero.

En ese entonces, Medina Vela conducía un programa nocturno de “ampays”, es decir, se encargaba de sacar a la luz imágenes comprometedoras de personajes de la farándula. Ella sostuvo que Guerrero habría salido de un restaurante miraflorino a altas horas de la noche, el día de concentración de la selección peruana, ocasionándole más problemas con el DT de ese tiempo, José Guillermo del Solar.

Por su parte, el seleccionado peruano le envió una carta notarial al instante, acusándola de difamadora y pidiendo que se retracte. Sin embargo, la periodista rompió la carta en pleno programa como manera de amenaza y despotricó en su contra. Al final, se descubrió que las pruebas de Medina habrían sido armadas y, el 16 de octubre, fue privada de su libertad junto a su productor, Ney Guerrero.

La historia continúa pero este caso demuestra la sólida unión entre la mentira y la difamación. Por tal motivo, el punto 6 del C. UNESCO también hace referencia al “respeto de la vida privada y de la dignidad del hombre”, así que este ejemplo golpea una vez más contra la ética periodística.



(Respuesta de Medina a Guerrero)


PLAGIO EN LAS REDACCIONES

Otro punto del Código UNESCO detalla sobre la integridad profesional del periodista. “El respeto a la propiedad intelectual, sobre todo absteniéndose de practicar el plagio, pertenece, por lo mismo, al comportamiento ético del periodista”, cita el texto.

De esta manera podemos tomar dos ejemplos. El primero ocurrido en el 2013, cuando un periodista que trabajó en Perú21, llamado Guillermo Giacosa, fue descubierto por dicho medio al haber copiado siete textos publicados de medios internacionales. Esta denuncia se manifestó desde el mismo medio, tras señalarse que entre el 26 de octubre y 29 de noviembre de 2013, Acosa emitió siete informes que provocaron su despido por no citar a sus autores en sus contenidos.

Asimismo, sin irnos muy lejos, en setiembre de este año, la revista Somos deslindó de toda relación laboral con su columnista de salud, el doctor Tomás Borda, más conocido como Dr. TV, luego de conocerse sobre una investigación realizada por Útero.pe en su contra que evidenciaba que en su sección de preguntas “Consultorio Médico”, utilizaba frases idénticas de los contenidos de otras páginas de internet.

Por su parte, Borda intentó culpar a su equipo encargado de responder las preguntas y que su error fue no corroborar la información. Sin embargo, ya se habían publicado los documentos y nada podía justificar que él no se haga responsable de dicha situación.



(Prueba 1)


(Prueba 2)


Por otro lado también podríamos manifestar de los plagios realizados por el cardenal de Lima, Juan Luis Cipriani, en el Diario El Comercio pero, como no es un periodista, no vamos a “hacer leña del árbol caído”, frase que le gusta utilizar. Sin embargo, el medio periodístico debe estar al tanto y corroborar toda información que publiquen para evitar cualquier tipo de plagio por algún redactor. En ese mismo caso, hablando de la empresa, pasemos a otro punto…


CONCENTRACIÓN DE MEDIOS

Este caso también puede ser un problema ético porque se falta al principio de pluralidad. La concentración de medios se da cuando un solo grupo empresarial domina la mayor cantidad de diarios, revistas o incluso el sector televisivo y radial. En este caso, nos referimos al Grupo El Comercio, porque se está perdiendo objetividad al involucrar a la ciudadanía en rumbo a una sola línea editorial, intentando que todos lleven un mismo pensamiento acerca de un tema o problema en específico, que sería justo lo que le interesa al medio.



(Grupo El Comercio)


Hablemos un poco de su historia. En el 2013,  Epensa, conformado por Correo, Ojo, Ajá y El Bocón, estuvo a la venta. El Grupo El Comercio y La República batallaron por su adquisición pero quien finalmente lo compró fue el primero. Según lo señaló Ricardo Uceda, en la revista Poder, la participación de Epensa en el mercado nacional de venta de ejemplares diarios era de 28,56%. De acuerdo con cifras de la Sociedad de Empresas Periodísticas del Perú (SEPP), El Comercio tenía 49,3% y Grupo La República 16,39%. Si La República la hubiera comprado, su participación en el mercado subía a 44,94%, aún inferior al 49,3% de El Comercio. Ahora este ha subido a 77,86%, quedándose La República con solo 16,39%.

Al instante, varios periodistas, como Augusto Álvarez Rodrich, Rosa María Palacios, se han unido en una cruzada para frenar este accionar, luego de presentar una acción de amparo, solicitando la nulidad de la compra de Epensa.  A pesar de ser datos del 2013, esta situación no ha cambiado en lo absoluto. El Grupo El Comercio sigue siendo quien controla en mayor medida el mercado del periodismo con diarios propios como El Comercio, Perú21, Gestión, Trome, Depor, Publimetro y los diarios de Epensa.

Por su parte, el director del diario La República, Gustavo Mohme Seminario, en una conferencia de prensa, sostuvo que el artículo 61 de la Constitución peruana señala que los medios de comunicación no pueden ser objeto de exclusividad o monopolio, directa ni indirectamente.
De esta manera, la concentración de medios se presenta como un problema ético actual porque se pierde el sentido crítico y de cuestionamiento, hay menos voces en el debate político y democrático. Además, al no haber pluralismo de medios, conlleva a una falta en protección y promoción del derecho a la libertad de expresión.

PRENSA AMARILLISTA



(Diarios chicha)


Finalmente, sin olvidar lo que mencioné al inicio sobre presuntas mentiras para generar expectativa en la población y atraer audiencia para los programas televisivos, la prensa amarillista se ha vuelto un problema ético en la actualidad.

Cada mañana, cuando uno prende el televisor mientras toma su desayuno, acompañado de toda su familia, llámese pareja, hermanos o hijos menores de edad, lo primero que transmiten los noticiarios, sin excepción, son asesinatos, extorsiones, muertes e inseguridad ciudadana.

El problema de esta información la tienen los niños porque viven rodeados en un mundo donde creen que eso es normal porque lo ven a diario. El periodismo está jugando un mal papel en la enseñanza a los menores porque mientras más consuman dicho material, cada día se acostumbrarán a eso y lo adoptarán como suyo. Ese es el motivo por lo que muchas personas utilizan la famosa frase: “Ya no veo noticiarios”, porque se dedican a promover información negativa.

Se debe empezar por una cultura de ética, sin faltar a los principios de cada empresa pero sin ser dependiente de ellas. Por eso, cada periodista debe basarse en la imparcialidad, objetividad, independencia y, sobre todo, obrar por el bien común sin faltar al derecho de ninguna persona, siendo 100% veraz en las declaraciones y noticias que se difundan, sin tergiversar la información.

Este debe ser el primer paso para iniciar un cambio en el periodismo y que los demás no cuestionen nuestro accionar para que los periodistas volvamos a ser los líderes de opinión, informados, al servicio de la comunidad y dejar de ser cuestionados por acciones que tomamos.



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