domingo, 29 de noviembre de 2015

¡Hola, Chabuca!

Un recorrido que no puedes dejar de comer

        ( Cuando las carretillas se apoderan de la Alameda Chabuca)

POR: Carlos Sánchez

En particular, hay un lugar de Lima que deberías visitar al menos uno o dos veces al mes. Y es que la calidad, en este caso, no dependerá de cuánto cargues en los bolsillos.

Es increíble todo lo que encontrarás en la Alameda  Chabuca Granda, desde la más rica mazamorra y arroz con leche; un clásico imperdible. Hasta los más deliciosos anticuchos; con lo justo y necesario para deleitar tu paladar. Así que date una vuelta y conoce más de lo que nuestra gastronomía tiene para ti.

Después de salir de la universidad o del trabajo, en ese momento cuando el sol cae y el cielo nos muestra un hermoso celaje rojizo envuelto de nubes, es cuando nuestro exigente estómago nos obliga a sucumbir a las delicias de la carta urbana.

¿A cuánto el platito?

De repente, una señora anunciaba, desde lo lejos, que los más ricos picarones se agotaban. “Sales hasta de tres” pregonaba la picarona. En ese momento, motivado por la gran oferta me acerqué y pedí una porción.

La preparación era una obra maestra, su técnica para propiciarle un orificio a la maza de yuca eran los de una clase maestra. Y para finalizar, un chorro contundente de miel.
                                                                                  
                                                                                           

¡Salen unos anticuchos!

Sin embargo, no fue no fue lo único que vi esa tarde. Luego de haber tenido una experiencia empalagosa, descubrí un puesto de anticuchos. La señora que los prepar5aba sazonaba con ají panca y sal los corazones que, sólo en algunos minutos, serían arrasados por la impaciente multitud.

                                                  (porción de anticuchos)

“Una porción bien taypá”, le dije. Cuando me entregó el plato con menudencia humeando, acompañado de papa, choclo y crema de rocoto al gusto recordé que en otros lugares también había   comido lo mismo, pero con un precio más  elevado.   
Estaban realmente deliciosos.

Un clásico de clásicos


Con la barriga llena en un 70% decidí culminar con clásico postre, sin más ni menos el popular arroz con leche con mazamorra morada.

El guindón acompañado de canela en polvo y piña eran un verdadero placer para el paladar, y más aún, si a su lado gozaba de la compañía del exquisito arroz con leche con ralladura de naranja.

Tres soles por ver un clásico peruano valían más que la pena. Pero aún faltaba algo, el remate perfecto para un final de película.

La cereza del pastel

Giré para realizar mi última compra y observé un puesto donde se vendía chicha morada. “A sol el vaso”, decía el caballero. “Dame dos”, respondí.


Para comer bien no hace falta tener una cantidad exorbitante de dinero en tus bolsillos. Conocer los lugares y los puntos estratégicos de la buena comida serán un golazo para tu economía.

Esta vez me faltó visitar las carretillas de mazamorra cochinita y calabaza, a sólo tres soles. Las butifarras bien servidas de cinco soles y la papa rellena con todas las cremas. Definitivamente quedarán como pendientes.

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